Piscinas Naturales
Los 85 kilómetros de costa de El Hierro esconden multitud de rincones de postal en los que compartir experiencias junto al mar.
Donde se pierden los volcanes.
La isla de El Hierro ha sido el resultado de numerosas erupciones volcánicas que durante miles de años han ido construyendo una isla en el atlántico con una original silueta moldeada por sus mareas. Las olas han ido dibujando resguardos entre el basalto en los que hoy es posible disfrutar de inolvidables baños.
Elegir donde bañarse.
Durante una jornada el itinerario lleva desde la base de Maratón del Meridiano hasta los límites marcados por el Atlántico en diferentes puntos del litoral. Antes de iniciar la ruta, se ha de ser consciente de que en cada lugar que se visite posiblemente apetezca disfrutar de una jornada completa. No será fácil decidir si sumergirse en las aguas transparentes o continuar hacia el siguiente punto.
Partiendo desde Tigaday
Meta de la Maratón del Meridiano, Frontera dispone de todos recursos necesarios para ser elegida como campo base de cualquier visita de varios días a El Hierro. Desde allí, apenas a 8 minutos de conducción la primera parada lleva al coqueto cantil por el que se accede a la primera de las piscinas naturales propuestas. El Charco de Los Sargos es un emplazamiento excepcional para contemplar la salvaje naturaleza herreña. Desde allí a pocos minutos se llega a la principal zona de baño de el Valle de El Golfo, las piscinas de Las Macetas, un emplazamiento integrado en los límites visibles de coladas de lava que siguen su recorrido bajo el mar. Excelentes servicios y una oferta de restauración con vistas hacia los Roques de Salmor completan esta parada obligatoria para personas de cualquier edad.
Más allá de El Valle
Pasado el túnel que conecta Frontera con el resto de la isla, se direcciona el rumbo hacia la costa norte de la isla para transitar entre viñedos y conos volcánicos que abren la puerta de El Charco Manso. La fuerza del mar que rodea a la zona de baño ha diseñado en el basalto unos imponentes arcos naturales entre los que se descubren los bufaderos. Son conductos consecuencia del empuje de las mareas en los techos de cuevas volcánicas a los que la presión de las olas escapando al exterior los hace parecer verdaderos geiseres marinos. La siguiente parada lleva hasta el Pozo de Las Calcosas para viajar en el tiempo entre el museo al aire libre que es este conjunto de viviendas tradicionales de paredes de piedra volcánica y techos de paja de centeno. Merece la pena descender el camino trazado en el letime para pasear entre sus calles estrechas que van desembocando en la piscina magistralmente integrada en una colada de lava prehistórica.La ruta salpicada de descansos continúa hasta la cala natural de El Tamaduste donde sigue sintiéndose la presencia continua de las erupciones volcánicas que hoy que dotan de tanto embrujo a esta franja costera que transita entre los límites de la tierra y el mar.
De vuelta a Frontera
Antes de iniciar el regreso al campo base de Tigaday, el conjunto de piscinas de la Caleta se encajonan en una costa en la que los baños en ellas se pueden alternar tranquilamente con inmersiones en el mar abierto. La vuelta a Frontera puede usarse para conocer el interior de la isla y descender por una carretera de cumbre tupida de vegetación. El retorno queda para la tarde y así disfrutar con plenitud de la exclusiva magia de El Charco Azul, uno de los lugares más fotogénicos de las Islas Canarias, donde de nuevo volcán y Atlántico son los artífices de este caprichoso lugar que podría parecer diseñado por el más reconocido arquitecto. El baño en sus aguas turquesas y la puesta de sol que se puede observar desde las rocas que lo rodean completan la jornada inolvidable por rincones escondidos entre la lava y el mar.
Vocánico
Toda la belleza de El Hierro es fruto del volcán y el tiempo. Procesos eruptivos y gigantescos derrumbes han moldeado esta lejana isla.
Una isla en construcción.
En julio de 2011 en las costas del pueblo de Sabinosa se empezaban a registrar los primeros movimientos sísmicos que indicaban que se estaba asistiendo al inicio de un proceso eruptivo que tendría su desenlace tres meses después con la última erupción volcánica registrada en España. Durante meses, la población de la isla asistió con incertidumbre al emocionante recorrido del magma por su subsuelo recordando el verdadero origen de esta isla singular.
La isla de mayor densidad volcánica
En el origen de El Hierro, numerosas erupciones sucedidas en los fondos oceánicos fueron dando forma de “Y” a la brecha producida en la corteza marina por la que durante siglos fue escapando el magma que terminaría por construir una isla que hoy muestra casi un millar de cráteres a cielo descubierto o cubiertos por coladas posteriores. El Hierro, la isla más occidental, la más meridional y la más pequeña acumula tal cantidad de conos volcánicos en sus escasos 278 que la han llevado a ser reconocida como la isla de los mil volcanes.
El primer Geoparque de Canarias.
La UNESCO auspicia la iniciativa de los geoparques como una forma innovadora de desarrollo en territorios habitados dotado de un importante patrimonio geológico en términos de su valor científico, rareza o valor estético o educativo, además de otros elementos patrimoniales naturales y culturales. El Hierro es uno de los 11 geoparques catalogados en España y en su reducida superficie se concentran tres megadeslizamientos, edificios antiguos, vulcanismo reciente, lavas cordadas, cráteres, disyunciones columnares. Un inigualable muestrario de recursos geológicos resultado de la actividad volcánica que rige esta isla.
Paseo entre volcanes.
El viaje a la Maratón del Meridiano puede ser la escusa para recorrer en los días previos parte de este catálogo de vestigios volcánicos. El pozo de la Salud es la entrada a una zona de evidente presencia eruptiva. La carretera que serpentea bordeando la costa transita entre malpaíses salpicados por bombas volcánicas que aunque ahora permanezcan inertes, siguen evocando el estruendo de las erupciones que pudieron ocasionar su origen. Ármese de valor el viajero para ascender por la carretera de Lomo Negro, paro hágalo, porque el trayecto es inolvidable. El descanso en el Mirador de Lomo Negro es un pronto revitalizador que permite disfrutar de la huella de las explosivas erupciones freatomagmáticas reflejadas en los diferentes amarillos del roque que se observa.
El estruendo de las calderas de explosión.
Tras dejar el Santuario de Los Reyes, la cadena de conos volcánicos va encauzando la zigzazeante carretera que atraviesa la pronunciada de las laderas del Julan, uno de los tres gigantes deslizamientos gravitacionales que formaron la isla como se conoce hoy. Esta dorsal es la barrera que protege una porción de Atlántico de los vientos alisios dándole el nombre de Mar de Las Calmas en cuyos fondos se esconde uno de los mejores destinos submarinistas del mundo. Direccionando el rumbo hacia la cumbre de la isla se alcanza la intersección de las 3 grandes dorsales a partir de las cuales se perfila el resto de la isla. Un breve paseo a pie lleva hasta la caldera de Fireba, una espectacular estructura volcánica que es la huella de la colosal explosión ocurrida cuando el magma ascendente contacta con un gran acuífero.
Megadeslizamientos.
A pocos metros de allí, el vació se forma ante la mirada de quien se asome al Mirador de El Golfo desde donde es fácil imaginar el histórico estruendo formado por el megadeslizamiento gravitacional que hace 80000 años redujo la altura de la isla de los más 2000 metros a los 1501 de la actualidad. Los megadeslizamientos gravitacionales de islas volcánicas son uno de los fenómenos naturales más impresionantes y el que originó el Valle de El Golfo es uno de los mayores que se han datado. El tercer megadeslizamiento se puede observar apenas a 15 minutos de conducción desde El Mirador de Las Playas. Esta bahía regida por el simbólico Roque de la Bonanza es la cicatriz dejada por estos enormes desplomes en una isla creada en milenarios bucles de construcción y destrucción.
El regreso a Tigaday puede ser utilizado para asimilar el recorrido por una isla que los días previos a Maratón del Meridiano habrá recordado al viajero que se encuentra en un privilegiado territorio aún en construcción.